Construcción medieval con singular espadaña de piedra que podría ser aun más antigua que el edificio de la propia iglesia y que bien podría datar de los Siglos XI o XII.

El retablo actual de la iglesia se recompuso en el S. XVII o XVIII aprovechando dos pinturas de un antiguo altar de S. Miguel, del S. XVI, que pueden ser del grupo del pintor Rodríguez de Solís. Son interesantes otras cuatro tablas del XVII o XVIII, de autor local copiando modelos italianos, que narran misterios gozosos de la Virgen. También se conserva una imagen de Santa Catalina, románica de transición al gótico, S. XIII en el altar mayor, repintada en el XVIII.