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Introducción histórica

Sobre las Tierras de este Municipio, en los márgenes del río Órbigo, se produjo el asentamiento de la primera colonia cristiana desafiando las cruentas incursiones musulmanas. También pioneros en la construcción, con sabia e ingeniosa industria, de las primeras presas de la comarca, necesarias dada la eminente vocación agrícola de nuestros pueblos: lúpulo, legumbres, cereales, frutas y hortalizas.

El castro de Turcia fue el primer asentamiento humano datado en la Ribera del Órbigo. Se tiene constancia de que estuvo habitado durante la Edad del Hierro y posiblemente también en la época de dominación romana.

Para mejorar las comunicaciones y facilitar el transporte de personas y mercancías, los romanos desarrollaron una extensa red viaria que conectaba los principales centros políticos y económicos. Por la zona del Órbigo transcurrían varias de estas calzadas. Discurría por el término de Turcia un sendero o calzada secundaria, que recibía el nombre de «Senda de Astorga» o «Camino de los Maragatos», y era de origen romano. Dicha vía nacía en Armellada, discurría por detrás del castro de Turcia, atravesaba el arroyo Barbadiel y ascendía hasta Vega de Antoñán. Posteriormente enlazaría directamente con la ciudad de Astorga, pasando probablemente por San Román de la Vega. Este camino fue muy utilizado para desplazarse hacía la ciudad de Astorga hasta la construcción de la carretera actual (en torno a 1888).

El pueblo tal y como lo conocemos hoy, sería uno de los muchos que se fundaron en la zona durante la época de la Reconquista. Encontramos la primera referencia en el reinado de Ordoño I, rey que llevó a cabo la repoblación de la zona en los años centrales del siglo IX. Por aquel entonces, el pueblo se llamaba «Turgia». La tradición sitúa el establecimiento primigenio del pueblo en la zona de «Las regueras». El hecho de que la repoblación de estas tierras fuese impulsada por los reyes asturianos explica la vinculación de Turcia al Obispado de Oviedo hasta tiempos recientes (1954).

Sabemos de la existencia de unos palacios reales en el término de Turcia, de los que se conserva amplia documentación que data de los siglos XII y XIII, durante el reinado de Alfonso IX. Estos palacios debieron de ser una de las moradas accidentales del rey, donde reunía a las principales autoridades (seglares y eclesiásticas) y tomaba decisiones.

En el primer tercio del Siglo XIV el poblado de Turge (Turcia), junto con el de Armellada, eran propios del infante Felipe de Castilla, hijo del rey Sancho IV. De esta época parten las desavenencias con el vecino pueblo de Santa Marina del Rey por la construcción de la presa Cerrajera, a la que se opusieron e intentaron boicotear por todos los medios, por creer que dicha obra era un agravio a sus derechos. A la muerte del expresado Felipe, ambos pueblos pasaron a pertenecer a su viuda, Margarita de la Cerda.

En el año 1354, la reina María de Portugal, viuda del rey Alfonso XI, dona los lugares de Turcia, Armellada, Velilla de la Reina y el castillo de Aguilar a Juan Alfonso de Benavides, en reconocimiento por su valerosa actuación en la defensa de Tarifa de los reyes de Granada. La prestigiosa familia Benavides tendría estas posesiones en su poder hasta el año 1366, cuando en el contexto de la guerra civil por el trono de Castilla, Enrique II de Castilla privó a Men Rodríguez de Benavides de algunas propiedades que le correspondían por herencia de su tío Juan Alfonso. Estos lugares (Turcia, Armellada, Velilla de la Reina y el castillo de Aguilar) recaerían en manos de Juan González de Bazán, camarero del expresado Enrique II, en concepto de recompensa por sus servicios. La hija de Juan González de Bazán contraería matrimonio con Pedro Suárez de Quiñones en 1372, recibiendo éste último todas las propiedades anteriormente descritas como dote. De este modo se explica la vinculación del pueblo de Turcia con la familia Quiñones (futuros condes de Luna).

En 1462, el rey Enrique IV titula conde de Luna a Diego Fernández de Quiñones. Esta familia administraría y tendría bajo su jurisdicción gran cantidad de pueblos. Se fijarían en el río Órbigo dos jurisdicciones: una con cabecera en Llamas de la Ribera y otra en Benavides de órbigo, perteneciendo a ésta última un total de 19 pueblos (Turcia entre ellos).

A finales del siglo XV (1491) los pueblos de la orilla derecha del río Órbigo se enzarzarían en grandes pleitos con Santa Marina del Rey por el viejo problema de la toma de aguas para la presa Cerrajera. El pueblo de Turcia, a su vez, tuvo conflictos con los pueblos de Palazuelo y Gavilanes en el año 1518, por temas referentes a la captación de aguas de la presa Ahilonjo y el aprovechamiento de los montes para pastos. En el año 1570, se iniciaron una serie de pleitos con el pueblo de Sardonedo por los pastos de «La Vega» y «Los Cachones», que no concluirían definitivamente hasta 1995.

Existieron en el pueblo 2 ermitas; una bajo la advocación de Santa Cristina y otra propia de la cofradía de La Vera Cruz. La primera de ellas se hallaba en el altozano que lleva su nombre, acogía una concurrida romería cada 24 de julio y albergaba la imagen de la patrona del pueblo, así como la talla del Patrón Santiago (hoy conservada en el Museo de los Caminos de Astorga). Cayó en el abandono y se desplomó en torno al año 1880, trasladándose a la iglesia parroquial todo lo que en ella se albergaba. En cuanto a la ermita de La Cruz, se hallaba ubicada en el pago de «Las Barreras» y era propia de la única cofradía que funcionaba en el pueblo. Fue construida en 1725 y perduró hasta 1821, en que se desplomó a causa de la fragilidad de su construcción y del periodo desamortizador del Trienio Liberal, que privó a la cofradía de las rentas que se invertían en el mantenimiento del edificio. Acogía una procesión el día de Jueves Santo, a cuya coclusión se ofrecía una «colación» a los hermanos cofrades. Ambas ermitas fueron lugares de enterramiento para vecinos pobres que no podían costearse una sepultura en el templo parroquial, transeuntes y forasteros que fallecían en el pueblo y enfermos a causa de pestes y enfermedades contagiosas.

La antigua iglesia parroquial de Santa María de Turcia se localizaba en el solar que actualmente ocupa el cementerio de la localidad. Había sido construida en el siglo XVI (hallamos referencias a la misma en 1585). En su interior albergaba un gran retablo mayor de estilo barroco (dorado en el año 1763), obra del entallador Froilán de Valladolid, así como otros dos pequeños retablos barrocos, cuadros e imágenes de gran valor. El templo parroquial sufrió graves saqueos durante La Guerra de la Independencia Española, ya que consta que las tropas francesas hurtaron objetos de valor, alhajas y libros del archivo. El cementerio parroquial fue construido en el año 1833, anejo al templo, por una orden gubernamental que prohibía los enterramientos en los interiores de las iglesias. En el año 1845 sufrió grandes reformas, documentadas en los libros de fábrica. El poeta riberano D. Antonino García Álvarez (1783 – 1858) realizó un poema elogiando el resultado de la restauración. El edificio llegó al siglo XX muy deteriorado, lo que conllevó a la construcción de una nueva iglesia en los años 60 y al derribo de este templo en 1973.

El Siglo XIX se presenta como una época dificil en España, ello tuvo repercusión en el pueblo de Turcia, que se vio afectado por los sucesos del momento, llegando a pasar grandes dificultades los vecinos. La tónica general del primer tercio del siglo fue la de la miseria y la pobreza extrema, acentuada por una serie de avatares como: la guerra de la independencia, la inestabilidad política, las enfermedades, el clima (fueron usuales en algunos inviernos las heladas, el pedrisco y las inundaciones). El segundo tercio del siglo XIX estuvo marcado por importantísimos cambios. Sería por estos años cuando, al mejorar levemente la situación general, comenzó a aumentar la población de forma considerable. Como consecuencia de este crecimiento demográfico, prosiguió el estiramiento del pueblo hacía el oeste, llegando algunas viviendas a las proximidades de la actual carretera. Esto también supuso la paulatina desaparición del barrio que se hallaba enclavado al otro lado de la presa Ahilonjo (las últimas viviendas desaparecerían a finales de la centuria).

A lo largo del Siglo XX, el pueblo de Turcia sufrió profundos cambios y transformaciones que alteraron el tipo de vida que venían teniendo sus vecinos desde hacía siglos. Durante este siglo, el pueblo creció hacia el Oeste, naciendo el barrio de Ferreras (barrio de arriba). El pueblo alcanzó su máximo de población, llenándose las dos escuelas de niños, siendo entonces cuando comenzó la emigración a las grandes ciudades.

Como en la anterior centuria, a lo largo de este siglo se vivió un período de inestabilidad política muy acusado. Se desmoronaría la monarquía, dejando paso a la II República (1931 – 1936). Este cambio de gobierno trajo consecuencias importantes como la supresión definitiva del poder señorial. Si bien hay que recalcar que el pueblo de Turcia no conseguiría verse eximido del pago de impuestos a los descendientes de los Condes de Luna hasta los años 70. La Guerra Civil Española (1936 – 1939) trajo consigo la instauración de un régimen dictatorial. Durante esta etapa, el pueblo de Turcia experimentó un aumento demográfico sin precedentes, alcanzándose el techo máximo de población (546) en el año 1960; llegaría el progreso, con cierto atraso, a la localidad (alumbrado público, agua corriente, etc.); la parroquia dejaría de pertenecer a la diócesis ovetense para pasar a formar parte del obispado de Astorga (1955), en virtud a lo acordado en el Concordato de 1953; se procedería al derrumbe del antiguo templo parroquial y a la construcción de uno nuevo, que es el que actualmente existe…

Los últimos años de la centuria se caracterizaron por los avances en materia de infraestructura y servicios a los vecinos. Sin embargo se aceleró el proceso de despoblación y finalizó el siglo con el cierre definitivo de las escuelas.

Conjuntos arquitectónicos y artísticos

Establecimientos hosteleros

Bar Opium
C/ Carretera, 67 Armellada
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Bar Trafic
C/ Carretera, 72 Armellada
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Centro Social
C/ La Cachana Turcia
Teléfono:

Restaurante Los Trillos
C/ Carretera, 39 Palazuelo de Órbigo
Teléfono:

Bar Gavilanes
C/ Las Eras S/N Gavilanes
Teléfono:

Tradiciones

Pendón

El pueblo de Turcia cuenta con un pendón que data de los últimos años del siglo XIX, restaurado en el año 2007, gracias a desinteresadas aportaciones vecinales. Después de su restauración, se presentó oficialmente el sábado 4 de agosto de 2007, en una ceremonia solemne en que fue bendecido por el cura párroco y posteriormente llevado en procesión por las calles del pueblo. Actualmente existe una asociación de «amigos del pendón» que llevan en procesión el expresado estandarte por diversas fiestas y romerías de la provincia de León.

Ramo Leonés

Otra de las tradiciones que había en el pueblo y en los de los alrededores, era el Ramo de Navidad, un elemento autóctono de la celebración navideña de esta tierra de León, que estuvo a punto de caer en el olvido. El ramo de Turcia, como todos los ramos navideños y patronales que conocemos, era una ofrenda religiosa, por lo que se cantaba en la iglesia parroquial o en la ermita, no siendo nunca un adorno para las viviendas.

En la antigua iglesia de Santa María de Turcia se cantaba anualmente el ramo de Navidad. La ceremonia de ofrecimiento y canto del ramo comenzaba antes de la misa del día 25 de diciembre (Natividad del Señor) y se realizaba una plegaria para celebrar la noche del nacimiento, aunque no se ofrecía al Niño Jesús, sino a la Virgen María.

Por aquellos años, las mozas elaboraban uno de estos ramos e iban ataviadas con el pañuelo del ramo; posteriormente organizaban por el centro de la nave de la iglesia una procesión, en la cual llevaban el ramo hacia el altar mayor, a la vez que cantaban estrofas que se modificaban año tras año, en las que se aludía a la Natividad y a la vida local.

El desarrollo de la ofrenda navideña seguía el esquema tradicional de los demás ramos que se cantaban con motivo de bodas o fiestas patronales. Primeramente se pedía permiso al sacerdote o mayordomo para entrar al templo a cantar el ramo. La parte central, la constituía el relato del nacimiento de Jesucristo y se hacía ante el altar. A continuación iban descubriéndose las ofrendas y finalmente se realizaba la despedida, con la felicitación a los presentes. Esta costumbre se perdió en el pueblo de Turcia en torno al año 1945.

Por iniciativa de la Comisión de fiestas local, se decidió recuperar esta tradición, para lo cual se elaboró un nuevo ramo de madera y se presentó oficialmente ante el pueblo el 1 de agosto de 2009.

El Mayo

Como en gran parte de los pueblos de Castilla y León, existía en Turcia la ancestral costumbre de colocar, el primer domingo del mes de mayo, un poste con una especie de monigote (hecho de paja y vestido con ropajes viejos) en la parte más alta del mismo, que recibía el nombre de «mayo». Estos mayos se solían ubicar en las inmediaciones del pozo artesiano.

En torno al mayo se solían reunir mozos y mozas para bailar y divertirse; todo ello suponía una especie de celebración de forma prematura de los bienes que produciría el campo. No hay que olvidar que la inmensa mayoría de los habitantes del pueblo era campesina y todo giraba en torno a la tierra, de la que brotaba el tan necesario alimento. También era frecuente que se practicaran juegos a modo de cucaña, engrasando el tronco y colocando en su cumbre algún objeto digno de deseo.

Esta tradición se perdió en los años sesenta, pero fue recuperada el 28 de abril de 2007, cuando se volvió a colocar el mayo. En esta ocasión se alteró su ubicación tradicional y se situó en las «eras de abajo”.